Empezar todas las mañanas con una oración significa poner en manos de nuestro creador el día que vamos a vivir. Además, orar por es una forma de decirle a Dios, ¡buenos días!
Padre celestial, tú que eres dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Hoy, en el silencio de este nuevo día,
quiero pedirte la paz, la prudencia y la fuerza necesaria para mí y los míos.
Haz que viva este día con mucho optimismo y bondad,
yendo a todas partes con un corazón lleno de comprensión y paz.
Que mis oídos no escuchen todo tipo de falsedad,
y que mi boca no caiga en palabras mentirosas,
egoístas, mordaces y que no hieran a los demás.
Te pido que me dirijas hacia donde está todo lo bueno,
que mi espíritu se llene de bendiciones,
y las derrame a mi paso.
Lléname de bondad y de alegría,
para que aquellos que viven conmigo y
los que me rodean encuentren en mí un poquito de ti.
En este día dame mucha felicidad y
enséñame a repartir la felicidad que debe reinar en nuestros corazones, señor.